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Un remanente santo será congregado
de todas las naciones
a Sión.
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Un remanente santo será congregado
de todas las naciones
a Sión.
Este “Tabernáculo de David restaurado”/”Reino de los Cielos”/ ”REINO DE ISRAEL” será integrado entonces por gentes redimida de todas las naciones, como dice Apocalipsis 5:9:
“porque tú fuiste inmolado,
y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje, lengua, pueblo y nación;
Ahora bien, si repasamos la profecía del destierro y excomunión del reino norteño de Israel – de cuya descendencia somos los cristianos - en el primer capítulo de Oseas, vemos que en el mismo momento en que profetizaba el destierro por su pecado y rebeldía en el nombre de uno de los “hijos de prostitución” - “Entonces el Señor le dijo a Oseas: "Llama Lo-amí al niño, porque ustedes y a no son mi pueblo ni yo soy ya su Dios” - también anunciaba con igual rotundidad, que un gran número de ellos volverían a la tierra de la estaban siendo expulsados. Esto lo leemos en Oseas 1:10:
“Con todo, el número de los hijos de Israel
será como la arena del mar,
que no se puede medir ni contar.
Y en el lugar donde se les dijo:
"Vosotros no sois mi pueblo",
se les dirá:
"Sois hijos del Dios viviente’”.
A esta gran muchedumbre de “hijos de Israel” que retornarían a su tierra en Isaías 10:22 se le llama “remanente de Israel”:
“Pues aunque tu pueblo, oh Israel,
sea como la arena del mar,
Sólo un remanente de él volverá”
El mismo al que se refiere el apóstol Pablo en Romanos 9:27:
“También Isaías proclama acerca de Israel:
‘Aunque el número de los hijos de Israel
fuera como la arena del mar,
tan solo el remanente será salvo’”
De modo que “el remanente” es un concepto básico del cristianismo mesiánico que recorre los principales profetas y es recogido por el evangelio. Así, en el pasaje citado – Romanos 9:7 – se dice que no sería toda la “casa de Israel” en el destierro la que volvería, sino un remanente (una pequeña parte). Y en el contexto entendemos que este remanente, esta pequeña cantidad con respecto al total de la descendencia de Israel/“casa de Israel” desterrada - pero aun así numerosísima – está compuesto por todos los que dentro de ella acepten en su corazón la Palabra del evangelio y reciban así la cobertura de la sangre de la cruz y el don de resurrección y vida eterna.
Si observamos las palabras de Isaías, y la cita que de ellas hace el apóstol Pablo, vemos que en donde Isaías dice “volverá” el apóstol Pablo dice “será salvo” identificando “volverá” (a Sión) con la “salvación” prometida a los creyentes. Esto implica que la salvación de la que habla el evangelio incluye el retorno a Sión en el mundo venidero/athid lavo.
Ahora bien, esta Sión venidera que espera a los redimidos nada tiene que ver con el Estado de Israel, ni la tierra de Israel actual. Ella estará revestida por la Gloria de Dios/Elohim “como un dosel”, tendrá una paisaje completamente diferente, un río de aguas purificadores marginado de árboles frutales (Ezequiel 47:12), surgirá del nuevo Templo hacia oriente y occidente y será mucho mas extensa que la “tierra santa” actual y aún que la Canaán original. Ocupará un territorio transformado por Su Gloria que incorporara los siguientes países de la geografía política actual: el Líbano, toda Siria, parte de Jordania y parte de Irak (se extenderá hacia oriente hasta el río Éufrates).
La Sión en Gloria del reino milenario estará además impregnada de una pureza celestial ya que en ella morará Dios/Elohim – YaHVéH - y Él no puede morar en la impureza (Ezequiel 43:7). Por lo tanto, cuando hablamos del reino mesiánico como un “reino aquí en la tierra” pasamos una imagen que no es exacta, ya que así como nuestros cuerpos serán “revestidos” de naturaleza celestial (2 Corintios 5:2), también la Sión del milenio estará recubierta por Su Gloria. Leemos en Isaías 4:5:
La Sión en Gloria del reino milenario estará además impregnada de una pureza celestial ya que en ella morará Dios/Elohim – YaHVéH - y Él no puede morar en la impureza (Ezequiel 43:7). Por lo tanto, cuando hablamos del reino mesiánico como un “reino aquí en la tierra” pasamos una imagen que no es exacta, ya que así como nuestros cuerpos serán “revestidos” de naturaleza celestial (2 Corintios 5:2), también la Sión del milenio estará recubierta por Su Gloria. Leemos en Isaías 4:5:
“entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del Monte Sión
y sobre sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo,
y un resplandor de llamas de fuego por la noche;
porque sobre toda la gloria habrá un dosel”.
Esto nos describe un entorno totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver hoy en el Estado de Israel o cualquiera de loas países que citamos antes hasta donde se extenderá la Sión venidera. Hoy vivimos en un planeta sujeto a esclavitud y corrupción y aguarda ser liberado para adquirir la “gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21). Otra descripción de este mundo venidero/athid lavó esta en Isaías 30:26:
“La luz de la luna será como la luz del sol,
y la luz del sol será siete veces mayor,
como la luz de siete días,
el día que el SEÑOR ponga una venda en la fractura
de Su pueblo y cure la llaga que El ha causado”.
En Oseas 2:21 se nos dice que este estado beatifico de la Sión venidera – en donde se manifestarán “nuevos cielos y nueva tierra” - será transparentes a Su voluntad:
"En aquel tiempo yo responderé,
dice YaHVéH;
responderé a los cielos,
y ellos responderán a la tierra”
Estas son palabras que reverberan en la oración que Jesús /Yeshua enseño a sus discípulos en Mateo 6:9-10:
"Vosotros, pues, oraréis así: ...
Hágase tu voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra".
lo que solo puede suceder en el contexto de un revestimiento “celestial” de la tierra que no será más como la conocemos hoy, sino “llena del conocimiento de YaHVéH como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).
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