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acielogastado

“Levanten los ojos al cielo,
y miren abajo, a la tierra:
el cielo se desvanecerá como el humo,
la tierra se gastará como un vestido…
Pero mi salvación será eterna,
mi victoria no tendrá fin”.
Isaías 51:6

***

Refiriéndose al mismo acontecimiento dice el apóstol Pedro:


“los cielos pasarán con gran estruendo,
los elementos ardiendo serán deshechos
y la tierra y las obras que en ella hay
serán quemadas”

(2 Pedro 3:10)


La Palabra afirma que el mundo tuvo un comienzo y tiene un “día establecido” (Hch 17:31) en que todo finalizara abruptamente: “como ladrón en la noche”. Y en Lucas 17:30 nuestro Señor nos dice que ese fin abrupto será como en los días de Noe y en los días de Lot:


“Comían, bebían, se casaban
y se daban en casamiento,
hasta el día en que entró Noé en el arca
y vino el diluvio y los destruyó a todos”
.


La insidiosa teoría del evolucionismo, el “pensamiento oficial” de este mundo, afirma falsamente que el mundo tiene miles de millones de años hacia atrás y algo similar hacia delante. Que nos precede un tiempo infinito y nos sucederá un tiempo igualmente inconmensurable.


Pero la Palabra afirma que este mundo esta acotado entre dos fechas: la de la Creación al principio y la del “día de la Ira” que describen los pasajes citados (y otros), al final. Y que al terrible “día de la Ira” que se aproxima le sucederán “nuevos cielos y nueva tierra en donde mora la Justicia” (nota 1). El que dice ser creyente tiene que optar entre una versión u otra de nuestro origen y destino. O bien tenemos un origen en una explosión de materia primordial, a partir de la cual llegamos a lo que somos mediante una interminable serie exitosamente concatenada de casualidades, y a partir de aquí vamos a un destino incierto que se apagara poco a poco dentro de millones de años. O bien venimos de las manos de Dios/Elohim – el Creador de los cielos y la tierra - que nos hizo “almas vivientes” con un espíritu eterno que volverá a su Presencia - si creemos en su Palabra - . No hay “consenso” entre ambas visiones y no podemos ser neutrales: debemos saber con la certeza que proviene de la fe (Hebreos 11) quienes somos, de donde venimos y a donde vamos.


Si tenemos esa clase de “certeza” que viene de lo Alto nos libraremos de la catástrofe final porque desde hoy - desde el tiempo de nuestra salvación - estamos esperando a Jesús “quien nos libra de la ira venidera” (1Tesalonicenses 1:10; Romanos 5:9). Esta espera anhelante por Jesús es la única forma de ser salvos del "día de la Ira".Dice Romanos 5:9: "habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira".


Por esto, para que no estemos en esta espera salvadora, el adversario ha preparado “diversiones” sin fin en estos días, para que permanezcamos "distraídos" y creamos que todo va bien, que de algún modo al final todo se arreglará. Aunque las señales del crepúsculo sobre esta humanidad se amontonan y son evidentes.


Y quienes hoy estén atentos - y no “divertidos” - pueden enterarse por ejemplo que el sol esta presentando comportamientos muy extraños, y que una tormenta solar gigantesca se aproxima (ver “Explosiones solares provocan desastres”). Y lo primero que va a quemarse en esa tormenta electromagnética son los satélites de comunicaciones que sustentan nuestra “divertida” cultura global: el sustento de la TV, la Internet, y los teléfonos celulares. Ese día la humanidad quedará a solas con el universo en llamas. Pero los escogidos - “los que quedemos” - no estaremos más aquí, o estaremos prontos a partir. Entonces se hará realidad el pasaje del inicio:


“Levanten los ojos al cielo,
y miren abajo, a la tierra”


Y el cielo estará encendido con resplandores crepusculares y funestos, y la tierra “temblara como un borracho” (Isaías 24:19-20). Entonces:


“Será como el que huye del león
y se encuentra con el oso;
o como el que, al entrar en casa,
apoya su mano en la pared
y lo muerde una culebra”.
(Amós 5:19)


¿Estas esperando hoy a Jesucristo o estas “entretenido” mirando hacia otro lado?


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nota 1): este es el nombre de nuestro Salvador en su retorno: “YaHVéH Justicia Nuestra” -. La palabra “Justicia” es una expresión que también puede traducirse como “Victoria”: "YaHVéH Victoria Nuestra". Lo que es coherente con el colofón del pasaje citado al principio:


“Pero mi salvación será eterna,
mi victoria no tendrá fin”.


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