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VIA LIBRE

A LOS JUEGOS

ASESINOS


 
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En otro articulo decíamos que la democracia, con el pretexto de la defensa de la libertad de expresión “esta tomada por una cultura popular que la idiotiza y últimamente se ha llenado de artilugios electrónicos propicios a la banalidad y la seducción que han acentuado su decadencia moral”. Pues ahora, en “concurso real” con esa afirmación, nos enteramos que la Corte Suprema de los EE.UU.., rechazo una ley que pretendía reglamentar la venta de juegos electrónicos violentos - y esta es una palabra que les queda corta - razonando que “los Gobiernos no tienen el poder de restringir las ideas a las cuales los niños son expuestos".



La ley lleva la firma del ex-gobernador de California Arnold Schwarzenegger y fue promulgada - aunque nunca aplicada - en el año 2005. Y es obvio que no se trata de un moralista con respecto a estas cosas. Buscaba prohibir la venta a menores de 18 años de videos que "apelan al interés morboso de los niños y son claramente ofensivos para los estándares de la comunidad", o “que dieran al jugador la opción de matar, mutilar, descuartizar o asaltar sexualmente la imagen de un ser humano". La decisión en contra de esta ley se basa en la famosa Quinta Enmienda destinada a garantizar la libertad de expresión en los EE.UU.. Pero – como argumentan los que promovían y afirman que van a reiterar esta ley que comentamos -: "los padres fundadores establecieron el derecho a la libertad de expresión pero no el derecho a hablar a un menor sin contar con los padres o guardianes". Y este es el quid de la cuestión. Porque los tiempos cambiaron y los autores de aquella Enmienda, destinada a proteger derechos legítimos de expresión contra posibles abusos de autoridad del Estado, poco podían saber sobre la agresiva invasión del reducto familiar de "juegos" que vehicularan ideas y actitudes que violentan las mas elementales normas de educación para la convivencia y que, naturalmente, a ellos mismos también les repugnaría. Con respecto a esta compulsión a la violencia – porque está demostrado que estas cosas producen compulsión - decíamos en un estudio escrito en 2008:



“Y de pronto sucedió lo previsible: toda esta compulsión escapó de la realidad virtual y se derramó como napalm en la piel de la sociedad que los engendró. Y entonces algunos jovencitos – aparentemente “normales” – convirtieron a sus compañeros de clase, o a sus profesores, o a sus padres, o a sus novias, o a quien sea, en su coto de caza particular.  Los “hunter” son ahora – frecuentemente – adolescentes presos del rencor asesino, a imagen de la midia que los trajo al mundo y educó sus (malos) instintos. Los protagonistas de la matanza de Columbines – por ejemplo – querían que su acción se transformara en argumento de Hollywood. Y Cho Seung-Hui utilizó los instrumentos de la tecnología hoy accesibles a todos para grabar sus tenebrosos alegatos y mostrar su odio en formato digital. Y estas cosas se repitieron, y se repitieron, como un criminal serial masivo y global. La realidad imita a la ficción y vuelve a hacerse ficción en una sinergia que pone entre paréntesis la posibilidad de controlarla. ¿habrá futuro posible cuando nuestros jóvenes están siendo programados – aun los que no han recurrido todavía explícitamente a la violencia -  para matar?”


Así, los jóvenes criminales “aparentemente normales” han explotado en el noticiero como cosa extraña, aunque todos saben o intuyen que la causa de su aparición son estos juegos y otras lindezas de nuestra "industria del entretenimiento"  (aparte de sus fragilidades psicológicas por donde este veneno se introduce). Incluso se ha comprobado que algunos de estos jóvenes  - muy jóvenes - criminales seriales compartían los mismos juegos.  Por eso la democracia, cuyo sustento fueron los superiores valores morales y de comportamiento a los que apuntaba desde su nacimiento - especialmente la modelar democracia norteamericana -  ha sido socavada por estos artilugios a los que ahora se han agregado las redes y los teléfonos inteligentes. El hecho es que ni la democracia, ni la educación, ni la enseñanza, pueden ejercerse sin un sustractum mínimo de salud social que coarte en su nacimiento comportamientos socialmente desviados. Y son estos comportamientos los que estos juegos in-morales promueven subvirtiendo todo. Entonces, si el Estado – como dice la decisión de la Corte Suprema – se declara incompetente para limitarlos equivale a decir que no hay destino posible para el modo de vida que conocimos.  En un estudio que llamamos “Deliciosas luces asesinas” citábamos Isaías 50:11:



“He aquí que todos vosotros
encendéis fuego,
y estáis cercados de centellas:
andad á la luz de vuestro fuego,
y á las centellas que encendisteis.
de mi mano os vendrá esto;
en dolor seréis sepultados”.


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Estamos siendo sepultados por el dolor que las luces asesinas que centellean a nuestro alrededor emanadas de  artilugios fatalmente seductores creadas por inteligencia sin sabiduría. Y parece que la justicia del hombre no tiene intención ni fuerzas para apagarlas. Pero finalmente la Justicia lo hará.



Estos son los links:




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