++
______
“Yo ruego por ellos;
no ruego por el mundo,
sino por los que me diste;
porque tuyos son”,
Juan 17:9
**
Una vez YaHVéH le pidió al profeta Jeremías que no orase por Jerusalem, porque Él no lo escucharía:
“Tú, pues, no ores por este pueblo,
ni levantes por ellos clamor ni oración;
porque yo no oiré en el día
que en su aflicción clamen a mí”.
(Jeremías 11:14)
Y esto fue “a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho”. Ambas partes del único ISRAEL habían cometido adulterio espiritual con YaHVéH al rendir culto al "dios" fenicio Baal. Y “¿qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones?”, dice YaHVéH. También dice de Jerusalem y del pueblo de ISRAEL que lo había plantado “olivo verde”, y cuidado con amor para que creciera sano, pero ahora “a la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él...”. Esto es, declaró que derramaría Ira sobre su creación.
De la misma forma Jesús/Yeshua - el Sumo Sacerdote de nuestra fe - le dice al Padre: “no ruego por el mundo”, porque sabía que el Padre no escucharía sus oraciones. Y agrega “sino por los que me diste, porque tuyos son”
Esta es una realidad que los creyentes de estos días deberíamos dejar que nos cale bien hondo, hasta los huesos. Demasiadas oraciones se levantan por la paz del mundo, o porque cesen las guerras, o porque desaparezca la violencia, y cosas similares. Y estas a lo sumo son buenas intenciones: hay mucho activismo de buenas intenciones, de cosas "políticamente correctas", pero sin revelación. Y a la luz de la Palabra sabemos que a esas oraciones por la paz de un mundo impío Dios/Elohim no las escucha. Refiriéndose a esta tierra y a este mundo dice la Palabra:
“se tambaleará como un borracho,
temblará como una débil choza,
sus pecados pesan tanto sobre ella
que caerá y no se levantará”.
(Isa 24:19-20)
Ninguna oración evitará el Juicio que ya ha sido decretado: “sus pecados pesan tanto sobre ella que caerá y no se levantará”, dice la Palabra sobre este mundo. Para conceder algo, el clamor puede retrasar el Juicio en algún caso, pero no detenerlo.
Dice Apocalipsis 22:11:
“Deja que el que hace el mal,
siga haciendo el mal;
que el impuro, siga siendo impuro;
que el bueno, siga siendo bueno;
y que el santo, siga siendo santo".
De modo que Él Padre SI escucha la oración sacerdotal de su Hijo a favor de "los que me diste”. Dice "el santo, siga siendo santo". Y hoy mismo nuestro Señor Jesucristo/ Yeshuahamashiaj sigue intercediendo ante el trono del Padre por los que han creído y esperan en Él y a través de Él han ido al Padre.
A aquellos por los cuales Jesús/Yeshua rogó y ruega hasta hoy como Sumo Sacerdote las Escrituras los llama en muchas ocasiones: el remanente. Los cristianos no estamos acostumbrados a esta terminología, pero en una visión transversal de las Escrituras este es un nombre adecuado para definir a aquellos por los cuales Jesús/Yeshua ruega al Padre: el "remanente de Israel". Así en Jeremías (31:7) se dice:
“'Oh SEÑOR, salva a Tu pueblo,
Al remanente de Israel.'”
Y en Romanos 9:15-16:
“Así también aun en este tiempo
ha quedado un remanente
escogido por gracia.
Y si por gracia, ya no es por obras;
de otra manera la gracia ya no es gracia”.
El remanente ha sido escogido por el Padre desde antes de la fundación del mundo. Y por lo tanto no ha sido escogido por obras que ellos hayan hecho, sino por su gracia. Por su “pura gracia” como se dice en Oseas 14:4.
Por el mundo el Padre ya hecho lo más: “dio a su Hijo” para que todos los que crean en Él no mueran, sino que tengan vida eterna (Juan 3:16). Pero solo algunos aceptaron esta super-extraordinaria donación sacrificial. Los que la aceptaron son el remanente santo, el remanente de Israel lavado de toda culpa por la sangre del Cordero. Y por ellos que ruega y sigue rogando nuestro Señor - Sumo Sacerdote de nuestra fe - ante el Padre. ¡Aleluya!
***
“Alégrense los israelitas,
el pueblo de Sión,
porque Dios es su Creador y Rey.
Porque el Señor se complace en su pueblo;
da a los humildes el honor de la victoria.
Alégrense los fieles con el triunfo,
y aun dormidos canten de alegría.
Haya alabanzas a Dios en sus labios,
y en su mano una espada de dos filos...
(salmo 149: 2-7)
El remanente de Israel, es también el “pueblo de Sión”, otro nombre para los "escogidos y fieles" que tienen una "espada de dos filos" - la Palabra - para defenderse. Son los que volverán a la Sión en Gloria venidera, nuestra herencia perpetua, luego que este mundo haya sido castigado y del todo destruido por su Ira. Por su “pura gracia” estamos salvos para vida eterna los que somos suyos. ¡Aleluya!
***
