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  ¿COMO ERA EL CIELO

SOBRE EL CERRO TEPEYAC

AL AMANECER DEL

9 DE DICIEMBRE DE 1531?


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Ha habido muchas apariciones de la virgen encinta de Dios –María/Myriam- a lo largo de 20 siglos de predicación del evangelio. La primera de esas apariciones, la llamada virgen del Pilar, se produjo estando aun  viva la madre de Jesús/Yeshua en Jerusalem. Era por tanto el inicio de la misión apostólica. A la doctrina evangélica moderna –no a la de los reformadores- solo el nombrar a la virgen, y mucho más sus apariciones, convierte a cualquiera en sospechoso de predicar una idolatría. Sin embargo, como hemos afirmado en otros estudios. el hecho de que la virgen siempre se muestre en sus apariciones grávida del Hijo de Dios –“encinta”- y su amante discípula nos indica no solo que no es un ídolo infernal sino que es la viva expresión del misterio mas bendito del universo: la encarnación de Dios dada a los hombres para salvación y vida eterna.

En efecto, en las palabras que según la tradición ha dirigido la virgen encinta a los distintos videntes nunca ha anunciado “otro evangelio” sino que nos ha hablado del Hijo con extrema devoción. Y si bien generalmente ha traído un mensaje urgente a la Iglesia Católica se ha manifestado por fuera de ella y de su control al punto que esta siempre fue en principio escéptica de estas apariciones y las ha sometido a numerosos escrutinios antes de aceptarlas. No pueden entonces decirse que estas manifestaciones son “invención” de hombres malévolos –imagen con la cual nos gusta identificar al clero católico de todas las épocas-  y es mi convicción que debemos acercarnos a ellas con el convencimiento de que pertenecen al ámbito de la fe cristiana -¿a que otro ámbito podrían pertenecer?- y por eso nos desafían.

Pero estas apariciones presentan un problema al análisis crítico posterior: en general no nos han dejado cosas palpables que podamos verificar empíricamente  aparte de las declaraciones de los videntes y los efectos notables que se produjeron en su entorno luego del testimonio de su aparición. Esto es casi siempre así excepto en un caso: la aparición de la que es llamada “virgen de Guadalupe” que se produjo en la cima e inmediaciones del cerro Tepeyac ubicado al norte de la hoy inmensa ciudad de México. En este caso nos ha quedado un ayate (nota 1) que perteneció al indio cuyo nombre cristiano fue Juan Diego en donde se puede ver una extraordinaria imagen impresa, y un documento de la época escrito en náhuatl que relata los hechos -el Nican Mopohua-. A la imagen sobre el ayate -también llamado “tilma” aunque ambos términos no son estrictamente sinónimos- nos referiremos en otro estudio. En este abordaremos la interpretacion según la astronomía inspirada de lo que cuenta el mapa del cielo -las estrellas- que habían sobre el cerro Tepeyac en la madrugada del 9 de diciembre de 1531. Esta es la fecha de la primera aparición, a solo ¡10 años! de culminada la conquista de México. Era también el amanecer por tanto de la ocupación española de una América india que todavía mostraba razonables recelos por el conquistador y el Dios que este había venido a revelar.

Este era el cenit del cielo sobre el monte Tepeyac en la madrugada del 9 de diciembre de 1931:
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La constelación que esta en el cenit –en forma de ángulo recto- pertenece al dominio de Virgo (virgen) –que aparece mas abajo- y un astrónomo de la corte del faraón Ptolomeo III Evergetes  (282 - 222 a. C) le adjudicó el nombre:  “Coma Berenice” (“La cabellera de Berenice”) para salvar un problema matrimonial entre este y su esposa.  Esta es la constelación que estaba propiamente en el cenit del cielo sobre el cerro de Tepeyac el 9 de diciembre de 1531 al amanecer cuyo núcleo principal se ve así de hermoso bajo los telescopios modernos:
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Pero  además de esta visión  en astronomía hay una imagen ancestral ligada a cada una de las constelaciones –que abrazan un grupo de estrellas-. Esta imagen ancestral es la que le da nombre y cuenta, en conjunto e interacción con las demás constelaciones, el plan de Redención tal como le fue revelado a Adan y la familia de Set (Ver: “La historia de Perseo, Andrómeda, Cetus y el caballo Pegaso”).  Es así que los astrónomos de Ptolomeo III Evergetes  cuando cambiaron el nombre a esta constelación llamándola “La caballera de Berenbice” le adjudicaron también esta representación:
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que carece por completo de sentido dentro en la historia del Plan de Redención   y responde obviamente a un capricho.  Para descubrir cual era la imagen original de esta  tenemos que ir antes de Ptolomeo III. Y tenemos una idea en el zodiaco pintado en la cúpula del antiguo templo egipcio de Dendera en donde se muestra en la posición de esta constelación a una mujer con un niño en sus brazos:
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Lo que es coherente con lo que escribió un astrónomo morisco del siglo VIII –Albumazar- que describía así a la imagen de esta constelación:

“Hay en la primera constelación –del sector celeste correspondiente a  Virgo (virgen)-  una mujer joven sentada en un trono alimentando a un niño que tiene un nombre hebreo, y que algunas naciones llaman IESHU... que en griego es llamado CHRISTOS

lo que exime de todo comentario. Vale la pena agregar que cuando miramos hacia esta constelación –la llamada  “Coma Berenice”- lo estamos haciendo en la dirección de un eje perpendicular al plano de nuestra galaxia que indica el polo norte galáctico, el punto más profundo del cielo.


El otro punto del cielo que aporta significados es el naciente del cielo. El día que estamos estudiando este era el naciente sobre el cerro de Teteyac:
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dominado según se ve por la constelación de Sagitario. La imagen que nos muestra  su significado ancestral es victoriosa.  Según E.G Bullinger (en el libro que ya hemos citado) representa el caballero victorioso de Apocalipsis 6;2:

"Miré, y vi un caballo blanco.
El que lo montaba tenía un arco
y le fue dada una corona,
y salió venciendo y para vencer"

El  nombre de esta constelación en acadio significa: “Principie de la Tierra”, este es el Rey del Mundo venidero que los cristianos esperamos. Y esta acompañada en el naciente por Venus –el “lucero de la mañana”- cuyo significado hemos explicado in extenso en “La historia de Perseo, Andrómeda, Cetus y el caballo Pegaso”.  También vemos la luna en fase creciente a solo 9% de su tamaño final, tal como se muestra a los pies de la imagen de “La virgen de Guadalupe” (es interesante agregar que México significa “El ombligo de la luna”).


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En este análisis no podemos obviar algo muy significativo: si observamos el centro del cielo en un enfoque más amplio vemos que la proyección de la “escuadra” que indica a la constelación que vimos en el cenit – Coma Berenice- domina la figura de la serpiente que se ve mas abajo:
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hecho este que esta representado en el escudo de México:
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La divinidad indígena que se adoraba en ese cerro también era llamada 'Señora de la falda de serpientes' (Coatlicue). Pues bien, esa serpiente que estaba en las “faldas” de  Coatlicue  pasó a estar a partir de se día  bajo el dominio del Hijo que la virgen encinta lleva en su vientre  -en Éxodo 19:4 se representa a YaHVéH como un águila-.

Podríamos hacer otros análisis significativos de otros elementos de este mapa del cielo tan expresivo pero creo que con lo dicho es suficiente:

El día que según la tradición hubo una aparición de la virgen encinta –María/Myriam- al devoto indio Juan Diego en el cerro Tepeyac y sus alrededores los cielos anunciaban también a una virgen encinta del Hijo de Dios que conocimos en su ministerio terrenal con el nombre de Jesús/Yeshua y que volverá victorioso con el nombre de "YaHVéH Justicia Nuestra" -en el centro del cielo se encuentra también la constelación de Leo (León) que alude al León de Judá-.

Quince años después de esa fecha, y por influencia de estos acontecimientos, aproximadamente 9.000.000 de indios se habían convertido al cristianismo en México y de esta manera la América india y mestiza se volcaba masivamente a la fe que vino mas allá del mar.

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Nota 1):  "ayate" viene del náhuatl ayatl, y es un implemento de la vestimenta de los indios de Mesoamérica que sirve para recolectar las cosechas y que puede estar de hecho de fibras de maguey, palma, henequén o algodón.  Esto es bastante interesante porque tanto la figura de la constelación de Virgo (Virgen) como la de “Coma Berenice” que estaban en el centro del cielo del cerro Tepeyac el día de la aparición tienen un espiga de trigo en sus manos.

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Breve Historia de la aparición en el cerro Tepeyac
–tomado de la Red-:


El día 9 de diciembre de 1531, en la ciudad de México, Nuestra Señora se apareció (en el cerro Tepeyac) al noble indio Cuauhtlatoatzin —que había sido bautizado con el nombre de Juan Diego— y le pidió que dijese al obispo de la ciudad que construya una Iglesia en su honor. Juan Diego transmitió el pedido, y el obispo exigió una prueba de que efectivamente la Virgen había aparecido. Recibiendo de Juan Diego el pedido, Nuestra Señora hizo crecer flores en una colina semidesértica (del cerro Tepeyac) en pleno invierno, las cuales Juan Diego debía llevar al obispo. Éste lo hizo el día 12 de diciembre, acondicionándolas en su manto (ayate). Al abrirlo delante del obispo y de varias otras personas, verificaron admirados que la imagen de Nuestra Señora estaba estampada en el manto (ayate). Muy resumidamente, ésta es la historia, que fue registrada en un documento escrito.
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