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"y la hemos visto, y testificamos
y os anunciamos la vida eterna,
la cual estaba con el Padre
y se nos manifestó”
1 Juan 1:2


El fruto mas bendito del ministerio de nuestro Señor en la tierra es haber manifestado - puesto a nuestra disposición – la vida eterna que estaba en el seno del Padre. Como está dicho en Juan 1:18:

“A Dios nadie le vio jamás;
el unigénito Hijo, que está
en el seno del Padre,
él le ha dado a conocer”

Y en el pequeño evangelio de Juan 3:16 leemos:

"De tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree
no se pierda,

sino que tenga vida eterna".
Juan 3:16

Aquello que estaba en el seno del Padre está ahora a nuestro alcance. Nuestra finitud ha sido traspasada por la eternidad. Nuestra corrupción, revestida por Su incorrupción. La carne vencida para siempre por el Espíritu. ¡Aleluya!.  Como dijo nuestro Señor:

"Y esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero,
y a Jesucristo,
a quien has enviado".
Juan 17:3

Contemplemos cada mañana este misterio: el Padre y el Hijo – su Donación - y así viviremos por la fe en la eternidad que ya es nuestra. Esta es la revelación del Espíritu que da testimonio del Padre y del Hijo.  Y permaneciendo en esta Verdad traspasaremos las contradicciones, malicias y limitaciones de este mundo porque estaremos revestidos de la armonía perfecta del venidero.

Ese es el Reino que vive en nosotros al que se refirió Jesús/ Yeshua cuando dijo: "el reino de Dios está entre ustedes" (Lucas 17:21)

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